viernes, 20 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XVII)



Sin duda, la labor de este sultán hubiera sido más importante, de no haber muerto con sólo 36 años en 1354, asesinado por “un demente”, mientras oraba en la mezquita aljama de Granada, según cuenta Ibn al Jatib, quien fue su visir. A su muerte, asumió el trono su hijo Muhammad V con tan sólo 16 años, llamado a ser el mayor y, al mismo tiempo, el más audaz constructor de la Alhambra. 


Para empezar completó el palacio de Comares, iniciado por su padre pero obra suya si se exceptúa la gran torre y parte de la sala de la Barca. También remodeló la medina alhambreña y la puerta del Vino que da paso a ésta, colocando su nombre en la fachada, pese a que el arco había sido levantado décadas antes por Muhammad III. Asimismo se piensa que pudo empezar, siendo aún adolescente, el palacio de los Leones, en concreto la sala de las Dos hermanas, presuntamente para colocar en ella su trono real. Y poco más pudo hacer porque, con sólo 21 años, su hermanastro Ismaíl le arrebató el poder en 1359. Gracias a la ayuda de Ibn al Jatib, Muhammad V consiguió huir a la corte de Fez, en Marruecos, donde, según parece, estudió con gran interés las grandes construcciones meriníes levantadas unos años antes. 

Panorámica de Fez, refugio de Muhammad Ven el exilio. Fuente: http://www.fez.net

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