domingo, 22 de abril de 2018

Visita a un humedal andaluz en el Día de la Tierra

Fuente: malaga.es

Hoy la Laguna de Fuente Piedra estaba a rebosar. Decenas de visitantes, casi todos españoles, disfrutaban de un entorno espectacular. Y sólo a un paso de la autovía A-92. Es sólo 22 de abril pero ha hecho mucho calor en Andalucía. Volviendo de un viaje de tres días, con 900 kilómetros a las espaldas, era un buen lugar para descansar. Esta laguna, cercana a Antequera, resulta providencial para refrescarse un poco.
Casi nadie de los visitantes sabía que hoy se celebra el Día de la Tierra. Ni siquiera yo en ese momento era consciente de ello. Pero, de algún modo, estábamos celebrándolo con aquella tranquila visita. A fin de cuentas de lo que se trataba era de admirar con respeto aquella maravilla natural y de beneficiarnos de su salutífera atmósfera.
En el mirador más concurrido, desde donde se divisa una vista general, es donde más se nota el fresco. Familias de fuera, pero también de los alrededores, se congraciaban con la espectacular vista, en esta primavera que se adivina ubérrima. Y a los flamencos no parecía importunarles el safari fotográfico, ni siquiera el bullicio de los niños. Ellos estaban bien tranquilos tras la valla de alambre, luciendo ufanos su bello porte, acicalándose algunos, preparándose todos para el gran cortejo que les espera en estas próximas semanas. Hasta 20.000 parejas de estas aves se han llegado a concentrar aquí para reproducirse.


Este entorno acuático de interior, es muy particular por ser parcialmente salino. Sí porque si esta agua no estuviera salada, no acudirían a ella los flamencos. Es tan de su gusto que no les importa cambiarla por esa otra de las marismas mediterráneas (Cabo de Gata o la Camarga en Francia) que frecuentan más a menudo. Además de las zancudas rosadas pueblan este entorno otras ciento setenta y tantas especies de acuáticas.
La salinidad del agua afecta, evidentemente, a la tierra que la rodea, donde han de crecer plantas halófilas, adaptadas a la sal. Durante el fuerte estío, esta laguna constituye un refugio invaluable para la fauna, particularmente para las aves. Y, como ya he dicho también es un buen punto para descansar si se viaja por el interior de Andalucía.
Tiene un pintoresco centro de interpretación, dedicado a la memoria del biólogo José Antonio Valverde, donde, además del merschandasing típico, mujeres de la comarca venden sus productos de la tierra. Yo creo que para ellas es más un entretenimiento y una forma de vender con orgullo su tierra a tanta gente nueva, que un lucrativo negocio. Y uno tiene que comprarles aunque sea un tarro de miel.


Pero el centro está dedicado, como he dicho antes a un gran hombre, el biólogo, ecólogo y activista ambiental José Antonio Valverde (1926-2003). ¿Que quién es este personaje? Pues uno de esos héroes anónimos que nadie conoce pero del que deberían hablar a los niños en las escuelas, un luchador de la talla de Jane Goodall, quien, por cierto, protagoniza el doodle  que luce hoy el Google (perdón por la rima). 

Valverde en una foto retrospectiva. Fuente: Wikipedia.

¿Pero qué hizo este tal José Antonio Valverde? Pues, entre otras cosas, salvar lugares como éste o como Doñana, nada menos. Sonada fue su campaña para arrancar de las garras del franquismo a las marismas del Guadalquivir, que parecían abocadas a convertirse en un bosque para fabricar celulosa. Gracias a una incansable campaña internacional, con el apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y otras entidades proteccionistas, consiguió salvar el corazón de una de las joyas naturales de Europa. Se convirtió, con justicia en el primer gestor del Parque Nacional de Doñana, fundado en 1969.
Valverde y su insigne colega Francisco Bernis Madrazo fueron pioneros en el sistema de anillamiento de aves, que nos ayuda a conocerlas mucho mejor. 
Por último recordar que José Antonio Valverde también se interesó por mi tierra. En 1958 clasificó un reptil, llamada por ello lagartija de Valverde. Este pequeño saurio es endémico del macizo que se concentra alrededor de la Sierra de Segura y que incluye además, las de Cazorla, Las Villas, Castril y La Sagra. Yo suelo ver todos los veranos a esta simpática lagartija tomando el sol por las mañanas a la puerta de mi cortijo en Río Madera.

lagartija de Valverde (algyroides marchi). Fuente: Wikipedia.

Pero, ahora, estamos todavía en primavera. Y, volviendo a la laguna de Fuente Piedra, tras las fuertes lluvias, el calor ha hecho una triunfal entrada y todas las criaturas del humedal parecen sonreír. Más sonreirán en los próximos días, cuando, la primavera explote de verdad.

Será digno de ver. Y como resulta que a principios de la semana que viene volvemos a la carretera, resultará de todo punto recomendable regresar a Fuente Piedra. Para entonces el paisaje estará mucho más vestido de colores, mientras los flamencos, que ya serán masa, se afanarán en la bendita labor de preservarse como especie.


Fuente:iberia-natur.com


Alhambra inadvertida: Al borde del Extasis

Sueño, fantasía, visión maravillosa, belleza indescriptible... son algunas de las palabras que pueden pasar por la mente de quien contempla,...