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Emblema epigráfico de los Nazaríes, omnipresente en la Alhambra |
Pero para que ese milagro, la
supervivencia de su incipiente reino y, con él de todo al Andalus, fuese
posible, era preciso refugiarse en un lugar plenamente seguro, mucho menos
accesible que el Albaicín y que ofreciese grandes dificultades para mantener un
sitio prolongado; en suma, un bastión cuyo sólo emplazamiento sirviera de
disuasión a posibles atacantes. Pues bien: ese lugar para resistir hasta el
final, siempre con la ayuda de Dios (no es casualidad que Alhamar eligiera como
emblema dinástico el ya famoso lema “No hay más vencedor que Allah”) existía y
quedaba muy cerca porque se podía contemplar desde las mismas almenas de la
Alcazaba Vieja. Era la Sabika, una colina para un milagro. En ese sentido, el
monarca tuvo la suerte de encontrar el sitio perfecto y también de contar con
los reflejos de quien, sintiéndose acorralado, sabe reaccionar sin dejarse
llevar por el pánico.
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Vista de la ciudadela, asentada sobre la colina de la Sabika, desde el Cerro del Sol. |
3 comentarios:
Magnifico comentario!!
¿Aquí dónde se da al "Me Gusta"?
Gracias por vuestro interés. Voy a seguir con este artículo, he estado fuera y no podía continuar hasta hoy. Saludos.
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