lunes, 19 de agosto de 2013

La colina de los prodigios (IV)




Río Beiro, el menos conocidos de los tres cauces fluviales que pasan por Granada capital.
Granada entonces, como hasta hace relativamente poco, apenas se extendía por la Vega, zona demasiado vulnerable y muy poco defendible si se comparaba con las cercanas montañas. Era una ciudad tendida sobre tres colinas de una altura más o menos similar, situadas allí donde convergen el piedemonte de Sierra Nevada y la depresión en la que desembocan sus tres ríos: el Genil, el Darro y el Beiro. Éstos, procedentes de las montañas, han abierto con el tiempo grandes surcos que separan estas colinas, diferenciándolas así nítidamente. La de san Cristóbal presenta unas escarpaduras considerables pero, al ser la más occidental, era también, en la época de fundación del Reino Nazarí, la más expuesta a posibles ataques desde las llanuras del norte y oeste, direcciones de llegada obligatorias para cualquier ejército invasor; la de san Nicolás, situada entre las otras dos, es la menos elevada y abrupta y, por tanto, resultaba la más vulnerable. 
Vista desde la Alhambra de las colinas de san Nicolás, en primer término, y san Cristóbal, al fondo a la derecha, que conforman el Albaicín.
Lindando con ésta, al otro lado del río Darro, se alza la colina menos accesible de las tres: la Sabika. No sólo es la más alta, con casi 800 metros, sino también la de más difícil acceso desde el llano y, sobre todo, la mejor aislada. En suma, sin duda, la más segura y el lugar que Alhamar eligió, en buena lógica, para encastillarse.

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