La Alhambra, un monumento en modo alguno original, en el
sentido de que sus artífices no descubrieron nada, fue un genial y muy bien
planificado experimento donde cristalizó lo mejor de la cultura andalusí (y no
sólo de su arte), cimentada a lo largo de varios siglos de fructífera
evolución. Los nazaríes, que presumían de descender (hay bastantes dudas al
respeto) de un compañero del Profeta Mahoma, traían en sus alforjas no sólo la
decadencia de al Andalus sino todo su monumental legado, que quedó perfecta y
totalmente expresado en la Alhambra, un precioso recipiente que atesora, no
tanto leyendas y ensoñaciones, como conocimientos de todas las ciencias, artes
y disciplinas que cimentaron la cultura andalusí: agronomía, arquitectura,
ingeniería, geometría y matemáticas, astronomía, química, medicina,
jurisprudencia, filosofía, poesía, música…
![]() |
La Aljafería de Zaragoza, palacio taifa, es otra maravilla de al Andalus. |
Tales conocimientos resultaron suficientes como para
levantar con materiales muy poco sólidos una pequeña ciudad que ha resistido
casi sin pestañear varios terremotos y otros serios percances; o para crear
huertos y jardines paradisíacos, construir un observatorio astronómico en el Partal,
idear un escenario tan impresionante como el Salón de Embajadores o diseñar una
caja de resonancia de los sentidos como el Patio de los Leones, maravillas que
han sobrevivido casi de milagro, pese a ser muy frágiles, como ya se encargó de
puntualizar Leopoldo Torres Balbás, uno de sus más profundos conocedores.
![]() |
Leopoldo Torres Balbás en la Alhambra (segundo por la derecha), junto a Manuel de Falla, segundo a la izquierda. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario