De
regreso a nuestro relato histórico-urbanístico, tras las realizaciones del
mayor constructor de la Alhambra, ésta quedó prácticamente completada y no
sufriría transformaciones de calado hasta la llegada de los cristianos. Sólo
otros dos sultanes realizaron, que se sepa, obras dignas de mención y, desde
luego, nada originales. A finales del siglo XIV o principios del XV erigió la
torre vivienda de las Infantas el sultán Muhammad VII, en un estilo clásico
pero algo más rudo que la vecina torre de la Cautiva.
Torre de las Infantas, grabado de F. J. Parcerisa. Recuerdos y Bellezas de España. 1833. |
Años más tarde, su
sucesor, Yusuf III, reformó el palacio que lleva su nombre que, como hemos
dicho, es atribuible a Muhammad III. Además pudo intervenir en una nueva
reforma del lado sur del palacio del Generalife. En ese momento, la decadencia,
no sólo política sino también artística, del reino nazarí era patente.
Las
décadas siguientes, hasta la conquista de Granada por los Reyes Católicos en
1492, se convertirán en una lenta agonía donde el mayor problema del reino
serán las luchas intestinas. Éstas, que siempre habían existido, ahora se
recrudecen de forma brutal. Más que nunca, la Alhambra tenía a sus peores
enemigos no fuera sino en su interior y, por lo mismo, era un lugar
verdaderamente inseguro.
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