miércoles, 31 de julio de 2013

LA ALHAMBRA DE LAS MIL Y UNA MIRADAS (3)


Entrada a la Alcazaba Qadima de los Ziríes, con el mirador de san Nicolás a la izquierda.
En efecto, en 2013 Granada conmemora, aunque pocos se hayan enterado, el milenio de su fundación, hecho acaecido gracias a la llegada de los Ziríes bereberes, que huían de las guerras civiles o fitná que asolaban el Califato de Córdoba. Los Ziríes prefirieron crear la capital de su futuro reino taifa en una pequeña población sin importancia en lugar de en la cercana Medina Elvira. Esta ciudad, una de las más importantes de al Andalus hasta el siglo X y situada cerca de donde hoy está Atarfe, era hasta entonces capital de la cora, o provincia, del mismo nombre pero la guerra civil debió dejarla muy malparada. Prueba de esa decadencia es el hecho recogido por varios historiadores árabes de que la población de Elvira se trasladó a Granada durante la dominación zirí.

Jarro de las liebres, procedente de Medina Elvira, siglo X.
También cabe preguntarse, contemplando la espectacular visión de la Alcazaba Cadima superponiéndose a la Alhambra, por qué los Ziríes prefirieron el Albaicín para su fortaleza real y desecharon la colina roja fronteriza, la Sabika, situada al otro lado del Darro, la misma donde iba a surgir dos siglos más tarde la Alhambra. Este último emplazamiento también estaba a su disposición y, de hecho, era más fácil de defender, pese a lo cual sólo erigieron en ella una fortaleza auxiliar, algunos de cuyos restos son aún visibles. Nos aventuramos a creer que en el Albaicín resultaba más fácil el abastecimiento de agua, probablemente porque había algún tipo de canalización previa, cuestión ésta fundamental a la hora de planificar cualquier tipo de construcción de ciertas dimensiones. Otro factor que pudo influir en esa decisión pudo ser la mayor accesibilidad que hay a la Vega desde el Albaicín, cuya colina no está tan aislada ni presenta tan abrupta orografía como la Sabika. 

martes, 30 de julio de 2013

LA ALHAMBRA DE LAS MIL Y UNA MIRADAS (2)


Sin embargo, no resulta fácil hablar de la Alhambra, porque es demasiado sugerente y ofrece lo que ningún otro monumento antiguo: está repleta de vida y, a la manera de un caleidoscopio que explota ante los ojos, deslumbra se la mire por donde se la mire.


La primera tentación es zambullirse de lleno en su zona más noble, los palacios, para tratar de descubrir cuanto antes sus secretos, para llegar por un atajo al corazón del monumento; tal pretensión resultará vana, y me atrevo a decir que irrespetuosa, sin una mirada mucho más amplia, que aspire a desentrañar poco a poco las verdaderas señas de identidad de esta acrópolis andalusí, un lugar único por muchas y diversas razones. Para ir desenredando sus misterios e ir conociendo mejor su verdadera esencia, comenzaremos observando cauta y respetuosamente el monumento desde varios miradores, en lo que esperamos sea un agradable y aleccionador paseo.
El primero de esos miradores, que no el más famoso, es el situado junto a la iglesia de san Cristóbal, en la parte occidental del Albaicín.


Vista desde el Mirador de San Cristóbal, con la Alcazaba Qadima en primer término y la Alhambra al fondo.
Desde tan privilegiado observatorio se despliega un panorama especialmente impresionante por su amplia perspectiva: se divisa no sólo la Alhambra y su telón de fondo, Sierra Nevada, sino  gran parte del Albaicín, de Granada y de su Vega. Pero el rasgo en el que queremos fijarnos más, lo más interesante de esta vista sea quizás la cercana Alcazaba Cadima, (Fortaleza Vieja en árabe), situada a los pies de este mirador, superpuesta casi en paralelo a la ciudad palatina. Muy poco queda de esta Alcazaba Vieja, la primera fortaleza de Granada, erigida en el siglo XI, cuando la ciudad dejó de ser una pequeña población, compuesta por núcleos esparcidos entre la montaña y la Vega, para convertirse en ciudad de cierta entidad. 

lunes, 29 de julio de 2013

LA ALHAMBRA DE LAS MIL Y UNA MIRADAS (1)




Inicio hoy una serie de artículos alrededor de la Alhambra, ese monumento que, cuanto más se conoce, más fascina. Lo curioso del caso es que, aparte sus estampas más tópicas, la esencia del recinto alhambreño (pues cabe hablar más de una amplia ciudadela que de un limitado conjunto de palacios) sigue siendo ignorada en la ciudad sobre la que se asienta. O, mejor dicho, la ciudad sigue ignorando a la verdadera Alhambra, como si mediase entre ambos espacios un foso invisible, cuyos dos muros son la indiferencia y la ignorancia. Cabe pensar que dicha inercia histórica no existía en época nazarí, dado que entonces la Alhambra era parte y corte de Granada, un lugar de visita obligado al que debían acudir tarde o temprano todos para resolver asuntos de muy diversa índole.
Una cosa es cierta: hoy como ayer, la ciudadela nazarí resulta cautivadora tanto para el foráneo como para el granadino que se atreva a atenderla, olvidando la pátina de tópicos que la envuelven y que, seguramente, es la causa última de la repulsión que siente hacia ella. Ánimo a todos los que pasen por estas páginas electrónicas a que sigan estas refrescantes reflexiones sobre un lugar único y capaz de despertar 1.001 miradas, donde hasta el más retirado de sus rincones se convierte en catalizador de los sentidos.



martes, 16 de julio de 2013

Ya soy pataphysico oficialmente


ATENCIÓN, gran noticia de alcance mundial: Un servidor acaba de ingresar y convertirse en SÁTRAPA TRASCENDENTE del INSTITUTUM PATAPHYSICUM GRANATENSIS (IPG). 

¡¡Áleluyahh, áleluyahh, alelúyah, alelúyah... aleeéluuuyaah....!!



He aquí una foto de tan venturoso acontecimiento, cuando el Rector y fundador del IPG, el ínclito ÁNGEL OLGOSO, se digna a colocarme la insignia de la institución, no por humilde menos importante, mientras yo, ufano, sostengo el título recién recibido que ya cuelga en la pared de mi escritorio. 

Honorable aunque bisoño diploma patafísico.

Mis bien merecidos títulos, según criterio de nuestro rector magnificiente, son: 
  • Sátrapa Trascendente
  • Regente de la Cátedra de Brevatonomía y Patateísmo Comparado
  • Misócrata Máximo Voltaireano
  • Secretario del Departamento de Clasicismo Dinámico, Linotipias y Moscas.

Para quien no lo sepa, añadiré que el INSTITUTUM PATAPHYSICUM GRANATENSIS (IPG), fundado en loor de ficticias multitudes y en la intersección de dos milenios por Ángel Olgoso, es una derivación del College de Pataphysique francés, loable iniciativa que, desde 1948, se dedica a estudiar las excepciones de la Ciencia Física. O, como indica su etimología griega, aquello que está alrededor de lo que está después de la Física. Nombres tan notables como Boris Vian, Marcel Duchamp, René Clair, Max Ernst, Man Ray, Joan Miró, Eugene Ionescu o Dario Fo han sido sátrapas trascendentes. Aún lo son Fernando Arrabal, Umberto Eco o Jose María Merino, estos dos últimos también del IPG, como yo mismo, lo cual no es moco de pavo sino más bien de Tetrao Urogallus. Tampoco lo es que a él pertenezcan avedazísmos intelectuales granadinos como Fernando de VillenaMiguel Ángel Moleón VianaJose Vicente Pascual, Miguel Arnas,Gregorio Morales Villena, Andrés Sopeña, César Requesens o Ginés Cutillas, entre otros.



Mi cooptación al IPG tuvo lugar el 6 de 'Gidouille' 140 de la era patafísica, 20 de junio en calendario vulgar.

Seguiremos informando desde este blog de forma extraoficial, como apéndice del Colegio Patafísico de Granada, a su vez Portavoz Oficial, y por tanto fuente desinformada, del Institutum Pataphysicus Granatensis.
Perdonen las disculpas. 


Más información:
http://blogs.ideal.es/patafisica/

Alhambra inadvertida: Al borde del Extasis

Sueño, fantasía, visión maravillosa, belleza indescriptible... son algunas de las palabras que pueden pasar por la mente de quien contempla,...