miércoles, 26 de octubre de 2016

Los estudiantes lo tienen claro (crónica de la manifestación del 26 0)


"Gobierne quien gobierne, seguiremos luchando", reza la propaganda que iban repartiendo los  del CSE. La Coordinadora Sindical Estudiantil es una de las tres organizaciones que han convocado en Granada la huelga y la manifestación del 26 0 (26 de octubre de 2016). 
Yo estaba allí de paso, no como en la manifestación a favor de la Sanidad del pasado 16 de octubre. Entonces he decidido hacer esta crónica, esperando no despertar demasiado al periodista que aún llevo dentro. No me he resistido a preguntarle al que me ha pasado el folleto algo, ni siquiera recuerdo la pregunta exacta. De sopetón, el chaval me ha largado una descarga de datos, reivindicando en primer lugar su derecho a la huelga, reconocido por la ley. Después ha cargado contra la administración y la universidad por los retrocesos que la Educación viene experimentado desde la crisis, todo ello de modo entusiasta y tranquilo. Para no marearme, me he despedido educadamente.



En la concentración se habían reunido, calculo, cerca de 10.000 personas, casi todas estudiantes universitarios y de secundaria. Desfilaban por la avenida Severo Ochoa con mucho orden y menos bulliciosos de lo que yo esperaba. Quizás porque no les acompañaba una banda. Coreaban consignas del tipo "Menos corrupción, más educación". Y ahí apuntaban bien. 
En efecto, para hacer sus cuentas, el Estado no contabiliza el chorreo incesante que se va en maletines, cuentas opacas, tarjetas black y demás chanchullos de la política empresarial que nos rige. Para la mayoría de mayores (padres o abuelos de estos estudiantes) la corrupción aparece como un mal tan endémico como inevitable. Pero, afortunadamente el Cambio Climático no está afectando todavía a estos jóvenes, cómo no rebeldes. Cuanto más corrupción menos espacio para la Educación, vienen a pensar. Y esto mismo, por cierto, es lo que venían a decirle los peligrosos terroristas que echaron de la UAM a Cebrían y el Felipísimo, aunque creo que se echaron ellos solos pues ni siquiera entraron a la famosa sala de conferencias.
Antes he dicho que la mayoría de los manifestantes eran jóvenes, pero no sólo. También había padres, niños en carritos, bastantes perros y un puñado de ciclistas cerrando la marcha. En fin, que daba miedo ver juntos a tantos elementos peligrosos. Algunos de los cuales, para colmo, gritaban de tanto en tanto "si no movemos el culo nos van a dar por culo". Tanto que hablan y qué mala educación, que diría un tertuliano. 





Tras llegar al final de la manifestación me he retirado cuando la marea estudiantil enfilaba hacia el corazón de la ciudad. Justo al lado, en el Campus de Fuentenueva, se desarrollaban las Jornadas de Recepción al Estudiante, que suelen normalmente tener lugar una semana antes (?). 


Estudiantes colaboran en las jornadas repartiendo agendas del curso y bolígrafos.

Quería echar un vistazo para calibrar el impacto de la huelga y la manifestación en esta actividad, por otro lado saludable, que una cosa no quita la otra. Desde luego, aunque no estaba hasta la bandera había bastante gente. Digamos, unos quinientos estudiantes, de los que un buen pellizco formaban parte de la organización. 




De nuevo he entrado a saco, presentándome como periodista a los estudiantes. Quería saber por qué no estaban en la mani. Las respuestas han sido: por miedo, no sé qué puede pasar; porque estoy recién llegada y no conozco a nadie, que si no iría (por dos veces); porque ya hemos estado y queríamos venir aquí también. 
Otra chica me ha dicho que tenía un examen muy importante pero que comprendía algo pero no mucho de lo que pasaba. Finalmente uno que entraba por la puerta se ha justificado diciendo que estaba "trabajando" allí, para finalmente confesar que no estaba muy bien informado.
Cuando he salido de las jornadas de recepción, he recordado el folleto recibido un momento antes y he decidido leerlo. La CSE achaca al Ministerio que se trate al alumnado como mercancía humana, un gasto de más que hay que deducir del debe para sacar adelante al país. Y me pregunto ¿tiene precio la educación, esa semilla que hay que asentar bien sin reparar en gastos porque eso al final redundará en beneficio de España? ¿Acaso algo tan importante puede reducirse a un simple debe y haber en los gabinetes ministeriales? ¿En qué clase de negocio están metidos los que manejan nuestra educación?


La otra cara del folleto del CSE. Se puede leer perfectamente.

domingo, 16 de octubre de 2016

Granada despierta con un NO al reordenamiento sanitario


Desde mi casa en la Vega, cojo la bici, subo por el río Genil, como siempre, en busca de la ciudad. Pero éste no es un simple paseo, esta vez es diferente. Hay una manifestación, otra, después de mucho tiempo, una convocatoria que promete. 
Todos debemos, a ser posible, ir de blanco. No sé cómo va a ir la protesta, sé que es necesaria, es por el estado de salud de Granada, y por eso estoy aquí. La cosa es que se va a dividir el sistema sanitario granadino en dos medio hospitales, uno a cada lado de la ciudad, con 14 kilómetros de autovía por medio. Es decir, que habrá cosas que se traten en uno y otras en el otro. Muy lógico, un olé para el idiota que contravino el plan inicial de crear dos hospitales completos e ideó esta insensatez. 


Una plataforma, iniciada y liderada por un tal Spiriman, médico de urgencias, es la convocante, ya que, que, tras 3 meses de funcionamiento, el modelo impuesto por la Junta se ha demostrado inapropiado e irracional. Personas del sur, tienen que ir al norte, porque no hay personal de su especialidad en su hospital. Y viceversa. Eso significa que para r a uno u otro centro el enfermo debe autodiagnosticarse. O preguntarle a un taxista. Se producen, como es lógico, errores a menudo, lo que deriva en un nuevo traslado. Se requieren así más ambulancias y más procedimiento. En fin que no han cambiado las cosas des aquel: "Vuelva usted mañana", de Mariano José de Larra.
Por eso estoy aquí, aparcando ya la bici, al borde de la marea blanca. Una manifestación, como las del 15 M, con su banda de batucada, pero, sorpresa, sin banderas de ningún sindicato o partido. 
Esto promete, me recuerda a aquella primera manifestación de 15 m, la primera, o sea la del 15 de mayo de 2011, fecha que se antojaba lejana,  pero que ahora parece rebrotar. ¿Y por qué? No cabe duda de que, la sanidad, al contrario, al parecer, que la política, DUELE de verdad  y mucho: lo que está en juego va más allá de lo que pase en Granada, es el futuro de la sanidad española, de ese bien que ha servido a España tan dignamente hasta ahora, que ahora nuestros estúpidos e interesados políticos pretenden tirar por el desagüe. 


Estos pensamientos me vienen en medio del ya tsunami popular, en plena Gran Vía. Ahora me he colocado cerca de los chicos de la banda, verdadera alma de la protesta. Al doblar la esquina entre Gran Vía y Reyes Católicos, me doy cuenta de que esto es mucho más grande de lo que esperaba. Hay muchos miles de personas aquí, después he aventurado que el número real de manifestantes podía acercarse a los 100.000 (la cifra oficial 40.000). Pero esto no es una masa descontrolada, la gente, muy tranquila y apacible, apenas lanza proclamas, no es necesario. Bueno, eso sí, de vez en cuando de entre la multitud brota algún trovador, que se inventa una letrilla, y la lanza con entusiasmo al aire: 

Yo soy el enfermito
Que no tiene hospital
Que va buscando urgencias 

Por toda la ciudad. 


En este ambiente festivo se desarrolla la manifestación. Estamos tranquilos y hasta juguetones, pero una cosa no quita la otra. Estamos allí a miles diciendo NO a muchas voces. Y eso siempre es de agradecer. Y eso les jode y mucho a los políticos, esos que dicen representarnos.


Salgo de nuevo de mi ensimismamiento y miro arriba. No se ve a nadie en los balcones. Me pregunto, y no soy el único,  por qué esta gente bien no sale. Tal vez estén hartos de que su calle sea invadida continuamente por manifestaciones que, para colmo, nos les dicen nada, ni les competen. Para algo está la privada. O eso creen ellos.
Al llegar a Puerta Real, la manifestación acaba con unas palabras de Spiriman. Su alocución me ha parecido sensata y bien razonada. Reconozco que que me ha impresionado lo que ha dicho sobre cómo deben trabajar los profesionales de la sanidad: "Va a resultar imposible con este sistema partido en dos que los médicos puedan coordinarse, asistirse y aconsejarse tal como debe ser, que no podrán actuar como un sólo médico". Y luego, saliéndose del programa, ha añadido: "Un medico, que aquí se ha mareado alguien". 





sábado, 1 de octubre de 2016

El falso milagro de Los Beatles



12 de junio de 1964, día nublado en Adelaida, hace frío pero todo el mundo está fuera. Unos chicos de Liverpool son capaces de hacer que salgan a la calle unas 300.000 criaturas, unas porque han caído presas de la Beatlemanía, otros por simple curiosidad. Todo ha ido muy rápido desde que John, Paul George y Ringo triunfaron en Estados Unidos (los primeros británicos en lograrlo). Y lo han hecho arrasando con su desparpajo y la frescura de sus canciones. Se han, merendado al público norteamericano y ese impulso los ha llevado hasta Australia, no saben muy bien cómo. Lo cierto es que, saludando mecánicamente desde aquella balconada, estremecidos por el oleaje de la multitud, se sienten como reyes. Ellos, que hasta hace poco eran una banda de entusiastas adolescentes, que sólo tras irse a Alemania obtuvieron cierto reconocimiento y tuvieron que tocar hasta la extenuación para no dejar escapar la cometa donde anidaba el sueño de triunfar. Un sueño mucho más modesto que el que ahora, hecho realidad, están viviendo. Es increíble, piensa John, absolutamente alucinante. Y Paul: Adoro a estos aussies, están más locos que nosotros. George simplemente está demasiado agotado y aturdido para pensar y se abandona al puro goce. Lo de Ringo es aparte. Como los otros, se siente contento y asombrado al tiempo, pero está  un poco más cansado. Acaba de pasar las paperas a una edad peligrosa (24 años) y se siente todavía débil. Tal vez por eso se fija en aquel lisiado que, contagiado por el frenesí general, avanza a trompicones entre la muchedumbre dando gritos y alzando al aire de tanto en tanto una muleta. 
Dick MacCormick, paralítico de una perdida barriada, ha hecho un gran esfuerzo para estar allí. No es que conozco demasiado a los Beatles, apenas ha oído alguna canción, pero si todo el mundo va ¿por qué no él? Ha sido pues el orgullo lo que lo ha arrastrado hasta allí. Eso y la media petaca de whisky que acaba de trasegar. Ahora se siente eufórico, capaz de cualquier cosa, de transgredir más que nunca las reglas, de saltarse cualquier ley. Incluso la ley de la Gravedad. 
Apoyándose en una sola muleta, Dick alza penosamente su cuerpo contrahecho y logra mantener el equilibrio muy dignamente. Nota en sus piernas un vigor nunca sentido antes, al tiempo que el alcohol acribilla su mente y comienza a nublarle los sentidos. Es entonces cuando tiene la visión. En el palco, allí, a lo lejos, un anillo de luz envuelve a los cuatro beatles, que fulgen como santos. Coronas doradas flotan sobre sus renombradas melenas. Enfervorizado, mientras suelta la muleta que le sujeta, grita un alleluyah, estoy curado que se pierde en el griterío general.
Desde el palco, Ringo, que no había parado de fijarse en él, lo ve desplomarse como un muñeco. 
En el suelo quedará tendido, derrotado por el alcohol y roncando ya pero con una sonrisa feliz en el rostro.





Alhambra inadvertida: Al borde del Extasis

Sueño, fantasía, visión maravillosa, belleza indescriptible... son algunas de las palabras que pueden pasar por la mente de quien contempla,...