lunes, 19 de agosto de 2013

La colina de los prodigios (V)

A poco que se observe, la Sabika presenta el aspecto de una fortaleza natural perfecta. Perfecta porque, además de ser bastante llana en su base, lo que facilitaría en su caso cualquier tarea de urbanización, presenta en sus bordes farallones de vértigo y profundos tajos, obstáculos naturales que la aíslan del territorio circundante, lo mismo del llano que se extiende a sus pies como de las otras colinas y del piedemonte en el que se integra.
Vista aérea de la Alhambra, perfectamente ceñida a la colina de la Sabika. Fuente: http://waste.ideal.es
Para entender más exactamente las excelentes condiciones naturales de defensa que ofrece este promontorio, vamos a proceder a describirlo, siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Comencemos por el norte, donde se extiende el llamado Bosque de san Pedro y se alza la torre de Comares. Allí la Sabika se muestra imponente en forma de pared casi vertical surgida de la implacable erosión durante muchos miles de años del río Darro, el cual, a su vez, hace las veces de foso natural. Si avanzamos hacia el este, remontando el cauce fluvial, el paredón de san Pedro se ve interrumpido por una nueva y no menos eficaz defensa: la Cuesta de los Chinos, también conocida como del Rey Chico o de los Muertos (2). Esta profunda barranquera aísla la colina roja del Cerro del Sol, una elevación que supera los 1.000 metros por encima de la Sabika y donde se construyó el Generalife y otras almunias reales. Por encima del Cerro del Sol, conocido en época nazarí como el Monte de la Novia (Yabál al-Arúsa) sólo hay montañas, por lo que cualquier ataque desde el este y el sureste resultaría prácticamente inviable.

Cerro del Sol, alzándose sobre la Alhambra, Fuente: http://waste.ideal.es

(2) La denominación Cuesta de los Chinos se debe a los cantos con que fue empedrada a principios del siglo XX. La de Rey Chico proviene de una leyenda que asegura que por ella huyó Boabdil hacia el Albaicín para dirigir una conspiración contra su padre, Muley Hacén. Finalmente, se la llama Cuesta de los Muertos porque ha sido, desde finales del siglo XIX y hasta épocas recientes, habitual paso de comitivas fúnebres hacia el cementerio de san José, situado al este del Cerro del Sol. Otra denominación menos conocida es la de Cuesta de los Molinos, por haber albergado este lugar numerosos ingenios hidráulicos. 


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