lunes, 23 de diciembre de 2019

SICILIA, GUÍA DE SENSACIONES: Divisas y estampas



Capitel huérfano en el Valle de los Templos de Agrigento.
Sicilia arrastra de tan vieja, mitos, emblemas, símbolos, leyendas que la retratan y representan desde hace casi tres mil años. Ahora bien, en un terreno pantanoso y oscuro como el de los mitos, no todo es trigo limpio. No es lúcido preguntarse si tales historias que los sicilianos cuentan a los turistas fueron reales o si hay base histórica en tanta simbología. Más bien, en alguno de esos momentos preclaros que salen al encuentro del viajero avezado, hay que intentar evaluar su posible vigencia.

Bandera de Sicilia.
Ningún símbolo tan emblemático de la isla como la trinacria, tanto que fue conocida así antes de ser llamada Sicilia. Representa la cabeza de una gorgona griega, con cuatro serpientes rodeándola y alas de oro por orejas, De la quimérica testa brotan cuatro haces de trigo y manan tres piernas flexionadas que, siguiendo al sol, giran hacia occidente. Este monstruo, generosa pero al tiempo destructivo, representa a la misma tierra siciliana, a sus campos fértiles, pero también a volcanes y terremotos.


Salina de Trápani.
No se trata, como se piensa a menudo, de la gorgona Medusa, sino de otra bestia imaginaria, de origen indoeuropeo y anterior a la llegada de los griegos a Sicilia. También más antiguo que la Grecia clásica es Homero, quien no era sino un ciego que trovaba con su cítara viejas canciones de guerra. El mítico bardo dijo que el mismísimo Zeus espantaba a sus enemigos con una gorgona que colgaba de su escudo. 

Ëgida de Zeus.
Este emblema “protector”, fue adoptado como bandera por la región de Sicilia en el 2000. Sin embargo, no se engañe quien crea que es un símbolo moderno; ya fue usado en 1282, durante las Vísperas sicilianas, una histórica rebelión que aniquiló a los conquistadores franceses. Esta vez, la gorgona favoreció a los sicilianos, pero con ayuda de los aragoneses, quienes, como antes otros, acabaran adueñándose de Sicilia. Ya se sabe que el INRI de los sicilianos es ser siempre conquistados.


Pues bien, ¿queda algo de la mítica gorgona en la vida siciliana? Por supuesto, está en las banderas, como en las exhibidas con furia por los estudiantes en una protesta contra la inacción climática. Pero, de modo subrepticio desde luego, se manifiesta en otras formas. En Sicilia, como en toda Italia, hay abundancia de estatuas. Pero en la isla son particularmente copiosas las cabezas que, como la trinacria, carecen de cuerpo. Hay bustos en las claves de los portones de palacios catalanes, rematando las barandas de las plazas o adornando rincones íntimos de los barrios castizos. 


Por doquier se ve ese otro emblema que son las cabezas de moros en coloridas macetas sobre poyetes o colgando de los balcones. Las mori teste, como la trinacria griega, se usan también como amuletos. Llego pues a una perentoria conclusión: todas esas cabezas sirven a los sufridos sicilianos de escudo contra catástrofes, una costumbre que no ha dejado de practicarse desde hace más de tres milenios, porque tampoco la tierra ha dejado de temblar desde entonces.


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