Mapa del Mediterráneo (c. 1745). Fuente: Wikipedia. |
Una de las más interesantes brotó del encuentro de
dos pueblos, en apariencia muy diferentes; los árabes, dueños de la isla entre
los siglos IX y XI, y los normados (antes vikingos) procedentes de Francia, sus
dominadores las siguientes dos centurias. La expresión de ese abrazo está en el
llamado arte árabe normando, declarado en 2015 patrimonio Universal por la
UNESCO, que en realidad, hay que aclararlo, debería llamarse más bien
bizantino, árabe normando, porque en él también está presente la cultura greco
romana de Bizancio.
Abside bizantino en la Capilla Real del Palacio de los Normandos, Palermo. |
Para explicar su génesis, valga recordar la llegada
de mercenarios normandos a Italia, para servir a distintos feudos que
guerreaban entre sí. Seguramente porque procedían de climas fríos, apreciaban
las bondades del Mediterráneo. Digo
esto porque los hombres del norte tardaron poco en librarse de sus señores para
dirigirse al sur, en busca de su propia tierra prometida. Hacia mitad del siglo
XI, el Islam había enraizado en la isla. Como en al Andalus, los dominadores
musulmanes coexistían junto a judíos y cristianos (en este caso griego
ortodoxos).
Guerreros normandos. Fuente: http://www.italiamedievale.org/ |
La batalla por someter a esta sólida civilización fue
dura, pero al fin, hacia finales del XI, los normandos conquistaron por
completo la isla. Lejos de machacar inmisericordemente a los sarracenos, los
pusieron a su servicio. Como hicieran antes Alejandro Magno o los árabes para
forjar sus imperios, los normandos, de religión católica, respetaron las creencias y costumbres de sus
sometidos: judíos, griegos y árabes. Estos últimos, los más respetados, incluso
conservarían ciertas áreas de poder, de modo que su colaboración fuese sincera
y efectiva.
De esta inteligente estrategia nació una de las
expresiones artísticas más originales de la Historia del Arte. Y, también, a mi parecer, lo más
interesante del patrimonio siciliano, lo que es mucho decir. En edificios como
la Capilla Palatina de Palermo, de planta griega, los mocárabes de los artesonados árabes
congenian a la perfección con maravillosos mosaicos y frescos bizantinos.
Interior de la Catedral de Monreale. |
Las
torres románico-normadas ganan esbeltez con las delicadas columnas geminadas y
los arcos ojivales de origen árabe. La iconografía católica convive sin
problemas con la escritura árabe o las taraceas de mármol, en un recinto
cristiano pero de alma sincrética. En la catedral de Monreale hay lápidas y
estelas funerarias con textos en todas las lenguas de aquella Sicilia
multicultural: latín, griego, árabe y hasta hebreo. Un detalle que me llamó
especialmente la atención fue la capa de Roger II, el monarca (casi emir) que
llevó a los normandos a la cima de su esplendor. Sobre su tapete de seda roja
dos camellos son devorados por sendos leones (¿los primeros gatopardos?).
Una inscripción en letra cúfica declara en árabe la fecha de la coronación de aquel rey sabio, quien, como Alfonso X de Castilla, combatió pero apreció también a una civilización que veía superior.
Una inscripción en letra cúfica declara en árabe la fecha de la coronación de aquel rey sabio, quien, como Alfonso X de Castilla, combatió pero apreció también a una civilización que veía superior.
Pero no todo es decoración. En la pequeña iglesia de
san Juan de los Eremitas el tiempo ha despojado las paredes y columnas de sus lujosos encajes
pero no le ha robado su esencia, que no es sino tolerancia. Un pequeño claustro
católico se aviene perfectamente con sus cúpulas orientales.
Iglesia de san Juan de los Eremitas, Palermo. |
El arte bizantino árabe normando es, ante todo,
mestizo, como el Mudéjar español. Y, cómo en éste, artesanos musulmanes
trabajaron de buena gana para sus señores cristianos, teóricamente sus peores
enemigos. ¿O será que no eran tan enemigos como se suele creer? Chi lo sa. En
cualquier caso, para terminar, vendrá bien recordar unas palabras del
historiador inglés John J. Norwich, autor de una obra de referencia sobre los
normados sicilianos:
La Sicilia normanda
sobresalió en Europa –y, de hecho, en todo el intolerante mundo medieval– como
un ejemplo de tolerancia e ilustración, una lección en cuanto a qué debía
sentir cada ser humano respecto a aquellos cuya sangre y creencias eran
diferentes a las suyas propias.
2 comentarios:
Ángel,como compamigo,sugiero que se lea algo sobre Federico II de Hohenstaufen,rey de Sicilia,,emperador del Sacro Imperio y conquistaddor en forma pacífica de Jerusalén.Hombre adelantado a su tiempo que topó con la Iglesia(¿) y que refleja en su persona perfectamente ese crisol cristiano-musulman-judío de los siglos XII-XIII que tanto se aprecia cuando ocurre.Un abrazo.
Muchas gracias por el comentario y la lectura. Sobre el ínclito Federico II.m este rey es otra prueba de la singularidad de Sicilia, que depara sorpresa tras sorpresa. Si no lo mencioné fue por no extenderme en la explicación histórica, que ya de por sí era larga, pues el tema era el Arte. No obstante,éste u otros, como la relación entre Sicilia y al Andalus, merecerían artículos aparte. Saludos y ¡¡Felices Pascuas!!
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