jueves, 31 de enero de 2019

Larvas de avispa (II)

Pasados el tiempo, aún recuerdan el sabor de aquel pollo anisado y picante mientras pasean por el valle que siempre han conocido. La brisa del mediodía agita la superficie del lago y alborota los penachos de las palmeras, anunciando la lluvia que llegará por la tarde. Ese ulular es el pentagrama para los otros ecos de aquel vergel: los trinos enzarzados de mil pájaros exóticos y el zumbido de los insectos, el barritar lejano de algún elefante, el golpeteo seco de un machete cortando bambú mezclado con los aullidos de los monos...

Fuente: /www.yunnanexploration.com
Con esa cintura delgada y flexible de junco que tiene, sus dos ojos lunares y su sonrisa embaucadora Chang es muy bonita, más de lo normal, lo cual ya es mucho teniendo en cuanta que es una tai lue. Esa singular belleza va unida a su habitual descaro, que le lleva a decir a la gente cosas que no desea oír, por lo que siempre anda metida en algún lío. Poco le importa eso a Inari, quien simplemente la adora tal como es. Por eso al muchacho, un bello joven también, no le sorprende que ella interrumpa la magia de aquella tarde con una pregunta repentina y furiosa:
-      — Oye, ¿hay por aquí alguno de esos lugares de chicos, de los que habláis cuando soltáis risitas por lo bajo? Quiero verlo, tienes que llevarme.

Terrazas de arroz en Yunna. Fuente: www.lefigaro.fr
-    — Por favor, Chang, esas preguntas no se hacen a un hombre.
-      — ¿Ni siquiera a tu futuro marido?
-       Una cosa no tiene que ver con la otra.
-    — Hummm –dijo Chang frunciendo ojos y boca, tal como hace habitualmente cuando se dispone a salirse con la suya-. A lo mejor va a ser que todos esos secretitos no son más que cuentos para impresionar a las chicas, a lo mejor es que sois unos idiotas presuntuosos que….
-    — Basta. Estás hablando como una de esas amigas tuyas retrasadas mentales. Y te lo voy a demostrar. Te llevaré a uno de esos lugares. Pero me tienes que prometer que no dirás nada a nadie. Y sobre todo, que no saldrás corriendo, como una chica, je, je, je….
-    — No creas que me vas a asustar, hummmm. Venga, ¿hacia dónde vamos?
-      — A la aldea, necesito algunas cosas.

Fuente: www.wildchina.com

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