viernes, 14 de agosto de 2015

Ronda: la ciudad de las cien miradas (y VIII)

Palacio del Rey Moro. Foto del autor.
Muy posterior en el tiempo, de 1912, es la casa más famosa de todas las que cuelgan del otro lado del tajo, el Palacio del Rey Moro. Fue construido por el arquitecto francés Jean-Claude Nicolas Forestier, autor de numerosas obras en España, como el parque sevillano de María Luisa o el de la Ciudadela de Barcelona. Este palacio debe su nombre a estar erigido sobre la antigua mina de agua de la que ya hemos hablado. Sus más de doscientos escalones tallados en la piedra salvan vertiginosamente una altura de cien metros.
He dejado para el final lo mejor, la vista más seductora de Ronda: contemplar el Puente Nuevo desde el fondo del barranco. Perfectamente encajado en el tajo, el puente semeja la cara de un coloso, con su gran boca aullando silenciosa y sus ojos formidables mirando al vacío.

Foto del autor.
Esta Ronda mágica llega a arrebatar tanto que se ha dado el caso de extranjeros que han viajado expresamente a Ronda para suicidarse, concediéndose a sí mismos el derecho de volar fugazmente sobre este bello paraje antes de expirar.

Suicidarse así es llevar al extremo la adoración hacia una ciudad que comenzó a ser mito gracias a los viajeros románticos y que se consolidó a mitad del siglo XX por el encaprichamiento que hacia ella sintieron personalidades como Hemingway u Orson Wells, este último enterrado en Ronda. Antes, en 1912, la visitó Reiner Maria Rilke, quien quedó tan sobrecogido que confesaba en sus cartas ser incapaz de expresar la grandeza que el paisaje rondeño le devolvía.

Dos majos de hoy en día pasan por una calle de Ronda.

2 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Simplemente magnífico...

Saludos

Jesús Cano Henares dijo...

Magnífico tú, gracias por ser tan atento y entusiasta. Un abrazo.

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