Llegados aquí aprovechamos para hacer una visita a
los alrededores de la ciudad. Tomamos una pista cercana que nos va a llevar a
la ermita de la Virgen de la Cabeza, donde se conserva una antigua iglesia
mozárabe. Antes de llegar, atravesamos la hondonada que veíamos desde el puente.
Aquí, más que en ninguna parte, se aprecia la condición de acrópolis de Ronda,
asentada sobre una meseta.
Vista de Ronda desde la Virgen de la Cabeza. Fuente: https://turismorondaygenal.files.wordpress.com |
Seguimos hacia la ermita. Allí, junto a un patio encalado con arriates de flores y una pequeña ermita,
se abre en la roca viva un antigua
iglesia rupestre, que más bien era un monasterio. Bajo el templo hay una zona
doméstica que dio cobijo en su momento a una pequeña comunidad de monjes
mozárabes. Parece que en Ronda los cristianos constituían una importante minoría, con bastante más
peso que los judíos. De hecho, existen restos de otra iglesia mozárabe, la
llamada iglesia de la Oscuridad.
De vuelta a Ronda, atravesamos la puerta de
al-Mocábar buscando el barrio del Espíritu Santo, donde la iglesia del mismo
nombre presenta aspecto más de fortaleza que de templo. Fue iniciada el mismo
año de la conquista, cuando la
guerra todavía no estaba concluida. Hablaremos más adelante de la conquista.
Ahora transitamos por calles sobre las que se levantó un día el arrabal alto,
uno de los dos barrios periféricos que conformaban, junto a la medina, el
trazado urbano de Takarunna. El otro, llamado arrabal bajo, tenemos que
buscarlo a los pies de la medina. Hacia allí, nos dirigimos, pero antes nos
detenemos junto a la torre de san Sebastián, un antiguo alminar con
reminiscencias magrebíes en su arquitectura.
Alminar de san Sebastián. Foto del autor. |
1 comentario:
Realmente magnífico...
Gracias
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