jueves, 6 de diciembre de 2018

Una visita galáctica al universo Gorlob o exposición de Guillermo Rodríguez de Lema (I)



Todo empezó días después de la inauguración de su exposición. El artista (avant la lettre) Gorlob, también conocido como Guillermo Rodríguez de Lema, nos invitó a los del IPG (Institutum Pataphysicum Garnatensis) a una visita guiada; bocata di cardinale, incluso para un sátrapa trascendente.
A la puerta del Cuarto real de santo Domingo (arte prenazarí), estábamos seguros de que nos aguardaba una batería de sorpresas, que en el IPG ya nos conocemos todos. Más no podíamos imaginar que iba a ser como ver una de Hitchcock, horrorífica pero emocionante.


Una vez reunido un pequeño rebaño de patafísicos (luego llegarían algunas ovejas descarriadas), entramos en el monumento árabe por un inquietante corredor. Yo pensé automáticamente: “Demasiado blanco, como de hospital”. Inexplicablemente la restauración se ha desentendido del horror vacui del arte musulmán para pendular al ¿horror ornamenti? O sea, del recargamiento asfixiante a la asepsia decorativa.

Foto: Granadadirect.com

Es una opinión personal que bien podría ser cuestionada, desde luego. Al mismo tiempo, cierto es que el sobrepiso, donde está la sala de exposición, es un espacio muy bien acondicionado, perfecto para los cachatrostes  imposibles de Gorlob. Que qué es un “cachatroste”. Un injerto artístico de noble madera de olivo y piezas artificiales en metal y plástico, objets trouvés en la basura o en un trastero. Es la segunda vez que uso el francés; tal abuso está justificado. Es ésta una exposición vanguardista, de la avangarde de siempre, de ese mismo magma del que brota la Pataphysica. Además, está patrocinada por la Alliance Française en Granada. Por eso, los rótulos explicativos son en ese idioma y, si hace falta, traducidos al español.


Pero, siguiendo con la visita, Ya al llegar, soplaba un viento frío. Nos esperaba Gorlob, en mitad de su mundo perdido, cono recién bajado de su caballo pero sin sombrero y sin caballo. Frente a su triste figura de personaje de Sam Peckimpah, el rebaño se mostró inquieto. 



Como diría Adso, el novicio de El nombre de la Rosa, al principio de la película: “No es cuestión de enumerar pieza por pieza ni palabra por palabra lo que allí se vio y oímos. Bastará con recordar algunos de los sobresaltos que aquella increíble aventura iba a deparar”.

Continuará...



4 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Muy interesante ...

Saludos
Mark de Zabaleta

Jesús Cano Henares dijo...

Gracias por tu interés y atención, un saludo también.

Josefina Martos Peregrín dijo...

Buena reseña, aunque no pude unirme al excelso rebaño, pero la visité y disfruté otro día y, desde entonces, me declaro gorlobiana apasionada.

Jesús Cano Henares dijo...

AGRADECIDO JOSEFINA. SALUDOS Y PATAPHYSICA.

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