Nada más empezar, el primer balazo, un
cuadro estantería con libros embadurnados de pintura parda; es decir, completamente inutilizados. Todo un sobresalto para alguien que escribe. Según el autor, tan
cáustica obra representaría la fatuidad de perseguir el conocimiento, de tan
vasto que es. Cada uno que piense lo que quiera. Por mi parte, pocas cosas me
diviertan más que cazar conocimientos como conejos, en un juego en el que uno
rivaliza consigo mismo. Lo que no resta, volviendo a la exposición, un gramo de
genialidad a la librería inútil.
Muy cerca de la estantería del pánico dormita otra pieza con
un planteamiento y resolución similares. Un par de lienzos también matéricos
representan vidrieras enmarcadas por arcos ojivales y hechas de viejos
teléfonos, cucaracherizados algunos. Todo cocinado en su propio caos. Con voz clara y cierta sorna, Gorlob
simplemente señala que se intitula “Vidrieras de Santa
María de la comunicación” y enseguida comprendes. Con resignación añade:
“Me faltan unos reclinatorios, entonces sí que parecería una catedral”. De
inmediato, pensé en una simple solución: bastarían unos reclinatorios
imaginarios.
Pero, el pastor
apremia al rebaño de ovejas negras, que ya da síntomas de desmandarse y
perderse en pequeñas conversaciones y chanzas, cosa natural por otro lado entre
españoles. Afluyen los últimos patafísicos, algunos con calva y otros no, lo
cual hace presagiar la anarquía. Pero
no ocurrirá tal. Gorlob está dispuesto a todo con tal de finalizar la visita sin que la reunión patafísica se disuelva como azucarillo en el café de la tarde. Sabe que de lograr tal hazaña pasará a la Posteridad.
El siguiente impacto que recuerdo, aunque no sé si sabré describirlo bien, es un dios con orejas de retrovisor de bicicleta (de inspiración azteca,
creo). Según supe, es una deidad preparada para recibir sacrificios. Aunque
seguramente no haría ni caso porque, como pasa con los dioses, al
llamarlos “todas las líneas permanecen ocupadas”.
De hecho, hay varias obras
que se plantean el tema de la divinidad, como hay otro puñadito que giran en
torno a la degradación medioambiental, o a la revolución, más bien personal. Temas tan poco baladíes son los que flotan sobre el largo y ancho Mundo de Gorlob.
continuará...
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