Aldea tai lue. Fuente: www.yunnanexploration.com |
El tío de Inari dormita bajo el alero de bambú de su
casa acunando una botella de vino de arroz. Pese a lo temprano de la hora, ya
está beodo; como siempre. De modo que el muchacho sonríe y ni siquiera lo
despierta. Busca algo en el cobertizo, un fardo que contiene bolas de cera para
fabricar antorchas. Toma una, la más grande, un viejo arnés para subir a las
palmeras y un rollo de cuerda de cáñamo.
- Vale, tengo todo
lo que necesito –dice Inari en tono de experto, sin añadir nada más. Escamada
con tanto misterio, Chang replica con desdén:
- No está bien
robar a la gente, ni siquiera a un tío borracho, ya lo sabes.
- Bah, eres una
metomentodo. Mi pobre tío no necesita hacer antorchas ya. Hace tiempo que no
merodean tigres por aquí.
- Sí, por aquí
hay uno que se llama Inari, graurrr… -ríe Chang mientras le busca las
cosquillas a su prometido. Inari, en efecto, de repente ruge como un tigre. Las
cosquillas son casi el único medio de alterar al apacible chico.
- ¿Quieres que te
mate? –dice el chico con ojos de fiera, aunque no tarda en calmarse; se siente secretamente
orgullos de que Chang le compare con el poderoso felino.
Poco después caminan por una pista que serpentea
entre dos brazos de agua, junto a un gran higuera a la que llaman el Árbol de
los loros. No hay lugar en Sipsong Panna con mayor variedad y cantidad de estas
aves. Inari recuerda entonces que le falta algo que puede hallar bajo aquel
árbol de casi 30 metros de altura y enormes raíces aéreas que conforman, por sí
mismas, un pequeño bosque. Se agacha y recoge un plumón azul de papagayo.
- Mira, ¿a que es
preciosa?
- Qué tontería….
- Vamos, aquí
cerca hay un platanar, ahora estará en flor, es el momento ideal para tender la
trampa.
- ¿Una trampa, es
que vas a cazar un oso?
- Deja en paz a
los osos, es algo mucho peor –agrega Inari abriendo los ojos en un gesto
sibilino-. Además también necesito…esto… -y le planta delante de la cara un
saltamontes que acaba de atrapar.
- ¡Aparta ese
bicho asqueroso! –grita Chang retrocediendo.
Camino del cercano platanar, la chica piensa:
“¿Qué se propondrá hacer? ¿Salto de pértiga con saltamontes? Qué disparate…”.
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