Pasados el tiempo, aún recuerdan el sabor de aquel
pollo anisado y picante mientras pasean por el valle que siempre han conocido. La
brisa del mediodía agita la superficie del lago y alborota los penachos de las
palmeras, anunciando la lluvia que llegará por la tarde. Ese ulular es el
pentagrama para los otros ecos de aquel vergel: los trinos enzarzados de mil
pájaros exóticos y el zumbido de los insectos, el barritar lejano de algún
elefante, el golpeteo seco de un machete cortando bambú mezclado con los
aullidos de los monos...
Fuente: /www.yunnanexploration.com |
- — Oye, ¿hay por
aquí alguno de esos lugares de chicos, de los que habláis cuando soltáis
risitas por lo bajo? Quiero verlo, tienes que llevarme.
Terrazas de arroz en Yunna. Fuente: www.lefigaro.fr |
- — Por favor,
Chang, esas preguntas no se hacen a un hombre.
- — ¿Ni siquiera a
tu futuro marido?
-
Una cosa no
tiene que ver con la otra.
- — Hummm –dijo
Chang frunciendo ojos y boca, tal como hace habitualmente cuando se dispone a
salirse con la suya-. A lo mejor va a ser que todos esos secretitos no son más
que cuentos para impresionar a las chicas, a lo mejor es que sois unos idiotas
presuntuosos que….
- — Basta. Estás
hablando como una de esas amigas tuyas retrasadas mentales. Y te lo voy a
demostrar. Te llevaré a uno de esos lugares. Pero me tienes que prometer que no
dirás nada a nadie. Y sobre todo, que no saldrás corriendo, como una chica, je,
je, je….
- — No creas que me
vas a asustar, hummmm. Venga, ¿hacia dónde vamos?
- — A la aldea, necesito
algunas cosas.
Fuente: www.wildchina.com |
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