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hoy en este blog una sección dedicada a Corea. Las razones son dos: una que mi
esposa es natural de aquel país y eso me ha permitido sumergirme en esa
cultura; otra el propio interés personal que, desde siempre, tengo por ese
universo aparte que es el Lejano Oriente.
Dicho
esto, voy a comenzar hablando de uno de los signos de identidad más genuinos,
si no el que más, de la cultura y la lengua coreanas: su alfabeto, o hangul, que,
como se vera, esconde una interesante historia. Aprovecho que hoy, 9 de
octubre, en Corea del Sur se celebra el Día del Alfabeto Coreano, aunque en el Norte se conmemore en
noviembre (otro día hablaré de la cuestión del norte y del sur, que requiere un
artículo aparte). Valga esta efeméride para hablar de un tema de resonancias
universales.
El
hangul, que así se llama al alfabeto de ese país, fue inventado (y no heredado
de otra cultura, como es común) por Sejong el grande, que reinó entre 1414 y
1450. Fue éste quizás el mejor rey que haya gobernado nunca la península
coreana. Lo avalan sus grandes avances en todos los campos: política, ciencia,
arte, agricultura, medicina,,,. En efecto, este soberano además de grande, era
sabio y creó El salón de los Venerables, una especie de alta institución
educativa para fortalecer las artes y las ciencias.
Pues
bien, el mayor y más original logro del rey Sejong fue crear el mencionado
alfabeto. Era perfectamente consciente de la importancia de que los coreanos
pudieran entender y utilizar su lengua con un alfabeto a su medida. Al hablar
de los coreanos me refiero no sólo a la clase privilegiada, sino sobre todo al
pueblo. Para alfabetizar a la población, se hacía necesario crear un alfabeto
que se adaptara a las características especificas de la lengua materna. Hasta
ese momento, mitad del siglo XV, la lengua coreana se expresaba gráficamente en
caracteres chinos. Estos constituyen un conjunto de miles de ideogramas, eso hablando del corpus básico, que,
además, fue pensado para el idioma chino y no para otros periféricos, como el
coreano, que lo adaptaron por influencia cultural. Así, antes de la creación del hangul (alfabeto coreano) la
lectura y la escritura con caracteres chinos (hanga) resultaba una tarea
farragosa que implicaba años de estudio, con lo que sólo eran cultos los que
podían permitírselo.
Pero
Sejong quería universalizar la enseñanza, derribar esa barrera que impedía a
sus súbditos enviar escritos y pedir audiencias al rey porque no podían aprender a escribir. Como deseaba atender a
todos sin excepción, a la manera de un rey ilustrado pero unos trescientos años
antes que en Europa, decidió crear ese alfabeto con el que soñaba usando un
método científico. Puestos manos a la obra, el rey y sus jóvenes e inquietos asesores
se dieron cuenta de que la solución estaba en crear un sistema fonético,
similar al latino, al cirílico, al griego, al árabe…. Es decir un alfabeto en
que cada letra se correspondiera con un sonido y no con una idea, como el
chino. No podemos saber si en esa época se conocían alfabetos como el latino en
la lejana península coreana. Nada es descartable. Lo cierto es que Sejong el
Grande y sus científicos se esforzaron tanto y tan bien que crearon un abecedario
modélico, además de muy fácil de escribir, una herramienta lingüística tan bien
armada que hoy es considerado por la UNESCO como el mejor sistema de escritura jamás creado. Se le considera el sistema más fácil para luchar contra el analfabetismo y se está aplicando su método para crear alfabetos nuevos, de ahí sus resonancias universales. Nótese que esta maravilla se
ideó en una época relativamente lejana en que la ciencia empírica estaba en
mantillas en todo el mundo, no digamos la lingüística, que deberá esperar en
Occidente hasta el siglo XVIII si no hasta el XIX para desarrollarse. Desde ese punto de vista se trata de un hito histórico para la ciencia y la cultura.
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Edicto real de 1445, por el que se creaba el alfabeto coreano. |
Voy
a terminar planteando una cuestión periférica pero interesante que tiene que ver
con la relación de Corea con la imprenta. A pesar de que se atribuye
universalmente este invento a Gutenberg, lo cierto es que los coreanos lo
descubrieron casi un siglo antes. No es de extrañar, pues en el Lejano Oriente
existía una tradición casi milenaria de impresión con placas y, más tarde, con
tipos móviles que, empero, resultaban poco eficientes. El gran mérito de los coreanos fue perfeccionar estas
técnicas para que la impresión se realizase con tipos móviles
metálicos, mucho más eficaces gracias a una nueva tinta ideada para el caso.
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Tipos móviles coreanos, precursores de la imprenta. |
Pues,
bien, sólo a modo de hipótesis, me pregunto si, como parece, esos primeros
impresores no tropezarían con el grave obstáculo de que con la lengua china era
precisa una colección de tipos demasiado grande, con cientos de ideogramas sólo
para expresar ideas básicas. Si eso fue así, quizás el reto planteado de
perfeccionar la imprenta sirviera de acicate para impulsar, a su vez el
nacimiento del hangul. En efecto, con un alfabeto fonético, la caja del
impresor sería similar a la que creó Gutenberg, reducida a 28 caracteres básicos
y completamente capaz de imprimir libros con las más complejas ideas.
Dicho
de otra manera: tal vez la dificultad implícita de crear una imprenta de
ideogramas, con la que ya tropezaron los chinos, preocupase al rey Sejong. De
esta forma, lo que era un obstáculo se convirtió, como tantas veces, en un oportuno
acicate para impulsar un logro, aún más trascendental: la creación de un alfabeto
que cumpliese “el ferviente deseo” del rey
Sejong de “mejorar la vida” de todos sus súbditos. De resultas de lo cual, la albafetización avanzó y sirvió al pueblo coreano para convertirse en uno de los de más alto nivel educativo actualmente.
4 comentarios:
Realmente interesante!
Gracias
De nada, gracias a ti por comentar. Un saludo.
¡Qué artículo tan precioso! Y qué cantidad de información. Enhorabuena.
Gracias por tu comentario, si te interesa Corea, estate atento, que escribiré más artículos en breve.
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