Yo estaba allí de paso, no como en la manifestación a favor de la Sanidad del pasado 16 de octubre. Entonces he decidido hacer esta crónica, esperando no despertar demasiado al periodista que aún llevo dentro. No me he resistido a preguntarle al que me ha pasado el folleto algo, ni siquiera recuerdo la pregunta exacta. De sopetón, el chaval me ha largado una descarga de datos, reivindicando en primer lugar su derecho a la huelga, reconocido por la ley. Después ha cargado contra la administración y la universidad por los retrocesos que la Educación viene experimentado desde la crisis, todo ello de modo entusiasta y tranquilo. Para no marearme, me he despedido educadamente.
En efecto, para hacer sus cuentas, el Estado no contabiliza el chorreo incesante que se va en maletines, cuentas opacas, tarjetas black y demás chanchullos de la política empresarial que nos rige. Para la mayoría de mayores (padres o abuelos de estos estudiantes) la corrupción aparece como un mal tan endémico como inevitable. Pero, afortunadamente el Cambio Climático no está afectando todavía a estos jóvenes, cómo no rebeldes. Cuanto más corrupción menos espacio para la Educación, vienen a pensar. Y esto mismo, por cierto, es lo que venían a decirle los peligrosos terroristas que echaron de la UAM a Cebrían y el Felipísimo, aunque creo que se echaron ellos solos pues ni siquiera entraron a la famosa sala de conferencias.
Antes he dicho que la mayoría de los manifestantes eran jóvenes, pero no sólo. También había padres, niños en carritos, bastantes perros y un puñado de ciclistas cerrando la marcha. En fin, que daba miedo ver juntos a tantos elementos peligrosos. Algunos de los cuales, para colmo, gritaban de tanto en tanto "si no movemos el culo nos van a dar por culo". Tanto que hablan y qué mala educación, que diría un tertuliano.
Estudiantes colaboran en las jornadas repartiendo agendas del curso y bolígrafos. |
Quería echar un vistazo para calibrar el impacto de la huelga y la manifestación en esta actividad, por otro lado saludable, que una cosa no quita la otra. Desde luego, aunque no estaba hasta la bandera había bastante gente. Digamos, unos quinientos estudiantes, de los que un buen pellizco formaban parte de la organización.
De nuevo he entrado a saco, presentándome como periodista a los estudiantes. Quería saber por qué no estaban en la mani. Las respuestas han sido: por miedo, no sé qué puede pasar; porque estoy recién llegada y no conozco a nadie, que si no iría (por dos veces); porque ya hemos estado y queríamos venir aquí también.
Otra chica me ha dicho que tenía un examen muy importante pero que comprendía algo pero no mucho de lo que pasaba. Finalmente uno que entraba por la puerta se ha justificado diciendo que estaba "trabajando" allí, para finalmente confesar que no estaba muy bien informado.
Cuando he salido de las jornadas de recepción, he recordado el folleto recibido un momento antes y he decidido leerlo. La CSE achaca al Ministerio que se trate al alumnado como mercancía humana, un gasto de más que hay que deducir del debe para sacar adelante al país. Y me pregunto ¿tiene precio la educación, esa semilla que hay que asentar bien sin reparar en gastos porque eso al final redundará en beneficio de España? ¿Acaso algo tan importante puede reducirse a un simple debe y haber en los gabinetes ministeriales? ¿En qué clase de negocio están metidos los que manejan nuestra educación?
La otra cara del folleto del CSE. Se puede leer perfectamente. |
1 comentario:
Ciertamente...
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