miércoles, 2 de octubre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XXIV)




No resulta fácil explicar los motivos de estas endémicas y sanguinarias trifulcas por el poder que purgaron una y otra vez a la aristocracia nazarí y debieron desesperar a sus aplicados habitantes. Éstos, madrugadores campesinos, laboriosos artesanos y hábiles comerciantes, verdaderos autores de, seguramente, la mejor economía de Europa en ese momento, debieron pensar que estaban trabajando para una partida de locos. Locos, no obstante, a los que no cabía replicar porque, espada en mano, eran capaces de firmar una breve tregua para reprimir cualquier rebelión que se presentase, sofocada la cual seguirían luchando como diablos entre sí. Tal vez el motivo de tanta sangre derramada fuese, nada más y nada menos, que el soberano placer de ser dueños de la Alhambra, un lugar en el que se podía tocar con los dedos el Paraíso.


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