viernes, 21 de octubre de 2011

Rodrigo y Gabriela, una orquesta y dos guitarras



Heterodoxo, heraclitiano y (h)escéptico como soy no podía sino, pensando en mi particular fiesta, desear que sonara en la misma, y en mi presencia (póstuma), esta marchosa, marchosísima canción, principalmente mientras la peña departe sobre el sentido de la vida y eso, con el natural gracejo alcohólico de los funerales que se precien. En ese ambiente de entre dos mundos, pero distendido, no viene mal alegrar la fiesta con esta sentida canción mejicana, fruto del dúo "Rodrigo y Gabriela", una verdadera sorpresa para mí, cuando los descubrí en "Siglo XXI" de Radio 3, allá por hace unos años, pocos.


Desde el primer momento me sorprendieron este par de "guitarristas orquesta", porque eso es lo que son: cuatro manos que valen por veinte. Su profundo sentido de la música los arrastra a perseguir, desde sus veloces guitarras, al resto de los instrumentos hasta asimilarlos. Qué puedo decir, además de que son geniales e inseparables, supongo. Pues que lo que más me gusta de Rodrigo Sánchez y Gabriela Quintero, nacidos en Méjico D.F., es su historia, que no parece sino la sencilla pero irrenunciable travesía de un par de jóvenes virtuosos que, sabiéndose poseedores de una botella con su genio, perseveraron hasta finalmente ser reconocidos, como todo buen artista merece. Tras salir de Méjico, sobrevivieron unos años en Dublin, (en el introito de la primera canción la Gabi habla de eso). En esa ciudad  se funden de forma natural música y literatura y algo debieron aprender; desconocidos pero aclamados en el pequeño circuito al que tenían acceso finalmente terminaron por dar la campanada merced a su particular estilo, donde Gabriela es la base rítmica, básicamente, y su compañero Rodrigo la "voz cantante", también básicamente. En pos de ese ideal de cubrir un grupo de numerosos miembros se desbordan ellos y desbordan a la gente. Al parecer no hay que perderse su directo y estaría bien que asistieran a mi funeral, aunque sea tocando en play back
Otro temita antes de acostarnos. Que viva Méjico lindo.




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