miércoles, 24 de septiembre de 2014

UNA LECCIÓN A UNA MALA FUNCIONARIA




Cuentecillo verídico escrito a vuelapluma.


Granada, hoy, sobre el mediodía, en el Registro de Los Mondragones, dependencia del Ayuntamiento.

Un señor, que hacía cola como yo, para hacer gestiones, se ha levantado repentinamente indignado de su asiento. La razón: acababa de descubrir a otro señor que intentaba colarse con la connivencia de una funcionaria. Aunque lo querían hacer de extranjis (se iban a encontrar afuera, al otro lado del torno), el primer señor estaba atento y se lo ha echado en cara. La respuesta de ella: "Es que es un familiar y, además, es usted un maleducado al gritar (estaba alzando la voz, en efecto, pero por su lógica indignación)". Por supuesto la mujer no se ha disculpado. Hubiera sido más inteligente hacerlo par que todo se quedase en agua de borrajas. Pero no, ella, no. El señor ha redoblado sus quejas aunque sin pasarse, lo normal. De hecho, seguridad no ha hecho nada salvo intentar calmarlo suavemente. Pero nadie ha dicho nada, salvo algún comentario por lo bajo. Pero ya también me he sentido indignado y he decidido apoyarle; de hecho, le he animado a que pusiera una denuncia, aunque él, en principio no me ha hecho caso.
Cuando todavía estaban atendiéndome a mí, le ha tocado el turno al indignado por mor de las circunstancias.Entre el nerviosismo y la animadversión que le guardaban los funcionarios, este señor se ha cabreado un poco más y ha decido olvidar sus gestiones y poner la denuncia. Por ello, me ha recordado a mí, que acababa de terminar felizmente mi papeleo, que fuese su testigo, a lo que he accedido, faltaría más. Entre tanto, el que quería colarse ha tenido que volver a la cola, un punto para nosotros.
Menciono a este otro individuo, con pinta de lechugino aficionado a ir al Rocío y a los toros, porque, mientras esperábamos en la cola de nuevo para poner la denuncia, se ha atrevido a amenazar al denunciante con denunciarlo a su vez en el juzgado de guardia,: que si falta de respeto a esa señora, que si él era abogado (¿pero qué vas a denunciar, picapleitos de pega, que se han a ponerle una denuncia a tu comadre por mala funcionaria?).
Llegado nuestro turno, que casualmente ha sido con la funcionaria de marras, ésta no ha querido decirnos su nombre y sólo nos ha dado un número de nosequé (a saber si era el verdadero); por fortuna, nos habíamos enterado que se llama Paloma y su jefe sabrá quién es. No creo que haya otra en el Registro con el mismo nombre.
Enfín, hemos puesto la denuncia, nos hemos llevado copia y luego nos hemos tomado unas cervezas muy a gusto y hasta creo que hemos hecho amistad, porque había algún conocido de por medio. Y nos hemos alegrado con el asunto, porque hemos luchado por nuestra dignidad, algo que se valora poco. La funcionaria se ha llevado un buen disgusto, al igual que su lechugino; y los demás habrán aprendido que no se debe colar a la gente. Lo siento por tí, guapa, porque la tía era muy guapa, que una cosa no quita la otra. Y también parecía extremadamente fría, lo cual le hacía perder belleza.
Moraleja: Lo que no se puede permitir es que te echen en cara que pongas una denuncia cuando el asunto está claro y mucho menos que te amenacen, con abogaíllo incluido, porque estás ejerciendo ese derecho. 


Esto es sólo una simulación, pero vamos a poner que era algo así la funcionaria.
Vaya, por último y no por ello menos importante, mi reconocimiento a los buenos funcionarios, creo que la mayoría, uno de los cuales me ha atendido antes con toda diligencia, eficacia y amabilidad y me ha hecho ahorrarme un viaje al banco y una pequeña tasa, muchas gracias señor funcionario. Pero, amigos, lo cortés no quita lo valiente.

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