lunes, 30 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XXII)



Pero, lo que queremos destacar aquí es que la edificación de esta almunia vendría acompañada de una extensión considerable de tierras de cultivo, necesidad constante para los gobernantes de la Alhambra que podría justificar por sí sola su construcción. Tanto esta almunia de los Alijares como otra situada al este y muy por encima del Generalife, la del Dar al Arusa o de la Prometida, constituyen dos de los mayores misterios a resolver del entorno de la Alhambra. 

Restos de Dar al Arusa. Fuente: http://www.esacademic.com
La pregunta que se hacen los historiadores es cómo pudo llevarse el agua hasta ellas dado que su altura haría imposible abastecerlas con las dos acequias anteriores, la del Tercio y la del Generalife. El investigador Luis García Pulido(6) lanza la hipótesis de que tanto los Alijares como Dar al Arusa fueron mandadas construir por Muhammad V quien, para llevar a ellas el necesario caudal, hubo de construir o mas bien aprovechar otra acequia. A ésta él la ha bautizado de Los Arquillos, por la zona en que transita, y de ella ha localizado algunos restos. Dicha acequia tendría una fuente de agua y un recorrido distintos a las anteriores.


(6) Para ampliar información ver tesis de Luis José García Pulido, ligado a la Escuela de Estudios Árabes se doctoró en 2008 con una interesante tesis denominada Análisis evolutivo del territorio de la Alhambra (Granada): El Cerro del Sol en la Antigüedad romana y en la Edad Media.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XXI)


Sala de los Reyes, en el Palacio de los Leones.

Otra singularidad de este espacio es que su constructor lo fue no sólo nominalmente. Antes hablábamos de que, tras alcanzar la paz con los cristianos, Muhammad V pudo ponerse manos a la obra para completar este palacio, lo que no es ninguna metáfora. Hay datos concretos que corroboran que este sultán no sólo ordenaba construir, sino que también intervenía directamente en el diseño y trazado de sus construcciones. Se sabe, por ejemplo, que se implicó no sólo en el planteamiento sino también en el diseño de otro palacio almunia, el de los Alijares, situado donde hoy está el cementerio de Granada, a un kilómetros al sureste de la Sabika(5). Desde este lugar, que aventuramos podría tener un diseño y decoración tan originales como el palacio de los Leones, obtendría el rey o quien quiera que fuese su ocupante espléndidas vistas del valle del río Genil. 
Vista desde el actual cementerio, donde se conservan los restos del antiguo palacio de los Alijares.
Fuente: http://nuestragranada.blogspot.com.es
(5) Para más información sobre este tema, consultar el artículo de Alicia de la Higuera y A. Morales “La almunia de la Alhambra según dos autores: Ibn Asim e Ibn Zamrak”, Cuadernos de la Alhambra, nº 35, pp. 31-48 y El Alcázar del Nayd y el Palacio de los Alijares de Fernando Nicolás Velázquez Basanta en Miscelánea de estudios árabes y hebraicos. Sección Arabe-Islam.


jueves, 26 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XX)



Pero ¿cuáles fueron las nuevas realizaciones de este sultán, culto como su padre pero que pudo aún reinar, tras su re entronización, casi 30 años más? Ciñéndonos a la Alhambra, parece que no tardó mucho en ponerse manos a la obra y que su primer impulso fue realizar una amplia remodelación del Mexuar, incluidas reformas en el patio adyacente de Machuca. A éste añadió dos pórticos, del que actualmente sólo uno sobrevive. Luego, para relacionar el espacio del Mexuar con el contiguo de Comares realizó la gran fachada que da paso a este palacio desde aquél otro. Dicha obra, una de las más impresionantes de la Alhambra, la mandó edificar Muhammad para celebrar otro hito histórico de su reinado: la recuperación de Algeciras en 1369, derrotando a Enrique II de Castilla, quien había depuesto y asesinado a su amigo Pedro poco antes.
 
Fachada de Comares.
A partir de ese momento, los acontecimientos históricos favorecerán al siempre precario reino nazarí y su rey obtiene, y aprovecha muy bien, diversas treguas que le permiten ponerse manos a la obra para finalizar la que será su gran creación: el palacio de los Leones. Este palacio ostentaba en época árabe la muy apropiada denominación de al Riyad al Said o Jardín Feliz y es sin duda el más conocido del monumento. No sólo es bellísimo sino además verdaderamente original respecto al resto de la Alhambra. Recordemos que posee pinturas y un grupo escultórico, rasgo muy singular en una construcción musulmana que denota la influencia cristiana a la que nos hemos referido anteriormente.

Palacio de los Leones. Fuente: http://www.radiogranada.es

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XIX)



Tanto es así que Pedro I, sin duda fascinado por el arte andalusí, decidió, tan sólo dos años después de ayudar a Muhammad, construir para sí un palacio al estilo de la Alhambra en lo que hoy son los Reales Alcázares de Sevilla. Para ello contó con la inestimable ayuda de artesanos llegados desde Granada. 

Patio del yeso, del Real Alcázar sevillano. 
Lo curioso del caso es que, muy poco más tarde, ese influjo regresó de vuelta a la Alhambra y así casi todos los especialistas consideran que la influencia cristiana en las realizaciones de Muhammad V es patente, en especial en su obra cumbre: el Palacio de los Leones. 
Esta empatía entre un rey cristiano y otro musulmán, sumada a otros muchos datos objetivos extraíbles de los anales medievales, desmitifica bastante la famosa Reconquista cristiana, rimbombante idea que aún resuena en los libros de historia. De hecho, en los dos siglos y medio largos que duró el emirato nazarí fueron más los periodos de paz que los de guerra entre cristianos y musulmanes. Y eso pese a que en ese momento Castilla parecía más empecinada que nunca por acabar con su enemigo secular. 

Un cristiano y un musulmán juegan al ajedrez en lugar de hacerse la guerra.

martes, 24 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XVIII)




Si mencionamos este dato es por dos razones que tienen que ver con la Alhambra. La primera por que sin esas influencias Muhammad no hubiera podido llevar a cabo las grandes realizaciones a las que estaba destinado. En otras palabras: Sin el influjo meriní la Alhambra no sería lo que es. La segunda razón es llamar la atención sobre una cuestión importantísima para entender el arte andalusí y, especialmente, el nazarí que produjo la Alhambra: durante los ocho siglos de poder islámico en la Península, el flujo y reflujo de ideas, personas e influencias fue constante desde una a otra orilla. Y no sólo en el arte sino en todas las esferas imaginables. Además, esos intercambios se produjeron no sólo entre al Andalus y Marruecos, sino también entre el islam peninsular y otras muchas tierras musulmanas, especialmente del Magreb.



Retomando nuestro relato, el exilio de Muhammad V no duró mucho al recibir la notica que tanto esperaba. En la Península acababa de encontrar un valioso aliado, el más inesperado que se pueda imaginar: el rey castellano Pedro I, llamados por unos el cruel y por otros el justiciero. Éste debía ser ya su amigo antes del exilio, pues de lo contrario no le hubiera ayudado tan alegremente a recuperar en 1362 el trono de la Alhambra. Y a esa amistad no sería ajeno el hecho de que compartían un exquisito gusto, una gran afición por el arte y, seguramente, una mente poco convencional, capaz de asimilar nuevas ideas mejor que otros monarcas. 


viernes, 20 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XVII)



Sin duda, la labor de este sultán hubiera sido más importante, de no haber muerto con sólo 36 años en 1354, asesinado por “un demente”, mientras oraba en la mezquita aljama de Granada, según cuenta Ibn al Jatib, quien fue su visir. A su muerte, asumió el trono su hijo Muhammad V con tan sólo 16 años, llamado a ser el mayor y, al mismo tiempo, el más audaz constructor de la Alhambra. 


Para empezar completó el palacio de Comares, iniciado por su padre pero obra suya si se exceptúa la gran torre y parte de la sala de la Barca. También remodeló la medina alhambreña y la puerta del Vino que da paso a ésta, colocando su nombre en la fachada, pese a que el arco había sido levantado décadas antes por Muhammad III. Asimismo se piensa que pudo empezar, siendo aún adolescente, el palacio de los Leones, en concreto la sala de las Dos hermanas, presuntamente para colocar en ella su trono real. Y poco más pudo hacer porque, con sólo 21 años, su hermanastro Ismaíl le arrebató el poder en 1359. Gracias a la ayuda de Ibn al Jatib, Muhammad V consiguió huir a la corte de Fez, en Marruecos, donde, según parece, estudió con gran interés las grandes construcciones meriníes levantadas unos años antes. 

Panorámica de Fez, refugio de Muhammad Ven el exilio. Fuente: http://www.fez.net

jueves, 19 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XVI)



Para finalizar, y sólo a modo de hipótesis, Yusuf I podría haber actuado en algún sentido sobre la red hidráulica de la Alhambra. Por ejemplo, ordenando trazar la Acequia del Tercio para aumentar notablemente la zona irrigable e incluso para abastecer barrios de Granada ubicados al sur de la Sabika, como el de Alfajarín, que coincidía más o menos con el Realejo

Vista parcial del Realejo, antiguo arrabal de Alfajarín. Fuente: http://granadabackpackers.es
En su reinado, ya hemos hablado de ello, el emirato sufrió pérdidas territoriales considerables a lo largo de toda su frontera. Aunque la emigración hacia Granada fue constante durante toda la etapa nazarí, tanto de mudéjares procedentes de territorio cristiano como de refugiados granadinos de la zona fronteriza, en época de este emir el problema debió agudizarse por tan especiales circunstancias. Siguiendo con nuestra hipótesis, Yusuf, quien ya demostró gran sentido práctico al construir las dos puertas de la muralla sur, pudo prever perfectamente otro problema que se le venía encima:  una falta de abastecimiento no sólo para la Alhambra, sino para toda la ciudad. La llegada masiva de refugiados y las razzias cristianas en la Vega pudieron comprometer seriamente los suministros de su corte. Al crear una nueva acequia el área irrigada de la Sabika aumentaría mucho, con lo que mejoraría su capacidad de autoabastecimiento notablemente, sobre todo si se producía un eventual asedio cristiano.

Acequia Real. Fuente: http://www.alhambra-patronato.es

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XV)



Pero, además, Yusuf I se mostró muy preocupado por reforzar las murallas de la Alhambra, con intervenciones decisivas. Por ejemplo, en la Alcazaba construyó la torre Quebrada, sobre la estructura de un viejo torreón zirí. 

Puerta de la Justicia en una recreación pictórica decimonónica.
Pero se preocupó, especialmente, por reforzar el perímetro amurallado. Así, creó dos de sus puertas en el lienzo sur: la de la Justicia, llamada entonces Bab al Sharía o puerta de la Explanada, por celebrarse torneos y demostraciones militares frente a ella; y la puerta de los Siete Suelos, denominada en tiempos nazaríes Bab al Gudur o puerta de los Pozos, al éste de aquélla, y que daba acceso al barrio artesano. Estas dos nuevas puertas respondían a la necesidad evidente de crear sendas entradas a la ciudadela por el lado meridional. Hasta entonces, sólo era posible acceder a la Alhambra por las dos puertas septentrionales: la de las Armas, en la Alcazaba, si se iba en dirección a los palacios, o la del Arrabal, aneja a la torre de los Picos, si la dirección era la medina alhambreña. Asimismo, creó las torres del Cadí y de la Cautiva en el lienzo norte, ésta última una calahorra, o torre palacio delicadísima que expresa a la perfección el clasicismo del arte nazarí.

Fotografía antigua de la torre de la Cautiva y su fastuoso interior.

martes, 17 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XIV)


Palacio de Comares, con la famosa torre al fondo, obra de Yusuf I.

Por lo que respecta a la Alhambra, la labor de Yusuf I fue ingente. Su obra más conocida es el inicio de la construcción del palacio de Comares, probablemente sobre la base de un recinto anterior. A éste pudo pertenecer la vieja torre que transformó en otra más grande, de hecho la más impresionante de la Alhambra, y en cuyo interior creó el fastuoso salón de Embajadores, uno de los emblemas del monumento. 


Ya dijimos algo de su función simbólica en un artículo anterior, pero este tema merecería un trabajo aparte. Además, incorporó el Mexuar y los dos patios anejos a aquel conjunto palaciego, así como el único baño que queda en la Alhambra, llamado por esa razón de Comares (4). También en la zona de los palacios construyó el delicado oratorio que hay a la derecha del Partal, dotado de espectaculares panorámicas del otro lado del Darro.

El oratorio, al fondo, del palacio del Partal. Fuente: ideal.es
(4) Hoy se sabe que todos los palacios, incluidos el de los Leones o el Partal, contaban con baño propio, pero el de Comares es el único que se conserva, más allá de sus cimientos. Este baño fue construido por Ismaíl I pero su aspecto actual se debe a las remodelaciones obradas por su hijo, Yusuf I.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XIII)



Con Yusuf I se inicia la etapa más trepidante, desde el punto de vista constructivo, para el monumento nazarí. Yusuf I, erudito y protector de las ciencias y las artes, siempre buscó la paz, cosa harto difícil teniendo enfrente a uno de los reyes castellanos más belicosos: Alfonso XI. Pese a su inferioridad militar, se enfrentó valientemente a su enemigo cuando fue necesario, pero no pudo evitar perder a manos de éste Algeciras y otras plazas claves como Alcalá la Real, tras lo cual pudo sellar una prolongada tregua. 

Alfonso XI, gran rival de Yusuf I.
Luego, cuando su rival volvió a mostrarle los dientes, la suerte vino a auxiliarle: Alfonso XI falleció en 1350 en el sitio de Gibraltar, víctima de la peste bubónica. Además, esta epidemia, la peor quizás sufrida jamás por la Humanidad, no sólo acabó con su enemigo sino que dejó tan malparados a todos los contendientes en liza que forzó una nueva paz, muy bien aprovechada por el sultán nazarí para volcarse en su labor constructora y protectora de la cultura. Por ejemplo, en Granada fundó una madraza, o universidad islámica, de la que se conservan algunos restos en un caserón cristiano que pertenece a la Universidad de Granada.

Sala de oración de la Madraza granadina.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XII)



La creación de la Rawda dotaba a la Alhambra de un espacio de gran carga simbólica. No sólo era el lugar destinado a albergar los restos mortales de los reyes, sino también pomposas ceremonias, cargadas de simbolismo, dado que estaba situado entre la mezquita y los palacios, un  espacio, de algún modo, entre lo humano y lo divino, un punto de partida para que el alma alcanzase la vida eterna.

Cúpula de la torre de la Rawda, donde se supone se colocaban los cadáveres reales antes de ser inhumados. Fuente: http://porlascallesdegranada.blogspot.com.es

No fue ésta la única realización de Ismaíl, a quien también se atribuyen las líneas esenciales del Mexuar, que surgió junto a los dos patios erigidos anteriormente por Muhammad III. Además, este rey, rigorista en lo religioso y muy belicista en lo político, conmemoró su importante victoria de la Vega sobre los cristianos (1319) modificando el ala norte del Generalife, a la que dotó de una torre mirador, con resonancias áulicas, que anticipa, del algún modo, el diseño y la intención utilizados posteriormente por su hijo y sucesor Yusuf I en la torre de Comares. 

Patio de la Acequia en el Geaneralife. Fuente: www.generailfe.info.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (XI)



La última piedra para completar este entramado urbano la puso Ismaíl I, el quinto sultán, que inauguró una nueva línea dinástica, pues descendía de una rama colateral de los Nazaríes. En efecto Ismaíl era nieto de Muhammad II pero no hijo de Muhammad III, sino de la hermana de éste, Fátima. Aludimos a esta cuestión, un tanto farragosa, porque a Ismaíl se atribuye la construcción de la Rawda, o cementerio real, que terminó de configurar la estructura urbana.

Emplazamiento del cementerio real, hoy apenas cimientos. Foto: http://fin-de-semana.org
Todo indica que esta construcción, situada junto a la calle Real Baja, entre la mezquita y la zona palaciega, fue erigida para legitimar, de algún modo, el trasvase dinástico. En efecto, se conservan algunas de las lápidas funerarias reales, entre las que figura no sólo la del propio Ismaíl, sino también las de su abuelo, Muhammad II, de quien se consideraba sucesor, y las de su hijo y heredero, Yusuf I. En cambio se sabe que sus otros antecesores en el trono, Muhammad I y Muhammad III, fueron inhumados extramuros de la Alhambra, en un antiguo cementerio llamado de la Sabika. Las teorías más fehacientes, apoyándose en Ibn al Jatib (3), aventuran que Ismaíl colocó bajo la qubba central de la Rawda el cadáver de su abuelo y luego reservó dos espacios para él mismo y su inmediato sucesor.



Detalle de una de las pinturas de la sala de los Reyes, llamada así precisamente por  este lienzo de cuero.


(3) El conocido visir e historiador recuerda unas décadas más tarde que Muhammad Il “fue enterrado en una tumba aislada en el panteón de sus antepasados, al este de la mezquita real, en los jardines contiguos a la casa real. El segundo que fue enterrado en aquel lugar fue su nieto el sultán Abu l-Walid (Ismaíl) y después un tercer noble de su posteridad, es decir, el sultán Abu l-Hayyay (Yusuf I), biznieto suyo (de Muhammad II)”.  Nótese que, según Ibn al Jatib, tras Muhammad II, fue inhumado su nieto ismaíl, pero no su hijo, Muhammad III ni el hermano de éste y sucesor, Nasr, que no pertenecían a la misma rama de Ismaíl. La ausencia de las lápidas de aquéllos en la Rawda confirmaría las palabras del visir y polígrafo granadina. Para más detalles, ver Ibn al Jatib: Al Lamha al badriyya fi dawla al nasriyya, traducción de José Casciaro Ramírez, Historia de los Reyes de la Alhambra, Granada, 1988, p. 88.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (X)



De vuelta a la medina, cabe señalar finalmente que Muhammad III se encargó de sentar las bases del barrio artesano y comercial situado unos metros al sur del palacio del parador de san Francisco, dotándole de calles, tiendas, baños y tal vez de alguna industria artesanal, como unas tenerías para curtir pieles, de las que existen vestigios en la zona hoy llamada del Secano.

Palacio de El partal, con su conocida alberca. Fuente: http://www.buscounviaje.com
Sin duda este rey era una personalidad interesante. Aparte de configurar la ciudadela, Muhammad III también construyó su propio palacio, el hoy llamado del Partal, donde mandó disponer, en la torre que remata el Pórtico, llamada de las Damas, un observatorio astronómico. Muhammad III era muy aficionado a la Astronomía, como lo era a otras ciencias, y protegió a artistas y sabios que llegaban a su corte en busca de mecenazgo.
 
Techumbre del observatorio astronómico del Partal, creado por Muhammad III, hoy en un museo berli´nes.

De este modo, Muhammad III, pese a su corto reinado (1302-1309) que no careció de dificultades políticas y terminó con su destronamiento a manos de su hermano Nasr, supo  dejar sentadas las bases de la ciudad palatina, cuya estructura variaría ya muy poco. Al oeste, la zona militar representada por la Alcazaba, al norte el área palaciega apegada a la muralla de ese lado y al este y al sur, una medina destinada tanto a residencia, como a tareas administrativas, comerciales e industriales.

martes, 10 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (IX)



El tercer emir nazarí, mucho más activo que su padre, puede ser considerado uno de los grandes artífices de la Alhambra. Su labor fue más oscura que la de Yusuf I y Muhammad V, autores de los palacios de Comares y los Leones, respectivamente, pero resultó igualmente decisiva. Sobre el esqueleto urbano que dejó su padre, Muhammad III inició una gran labor urbanizadora. Consolidó la plaza de distribución, creando dos patios anejos al futuro palacio de Comares: el de la Mezquita, llamado así por contener un pequeño templo musulmán, y el de Machuca, por el nombre del arquitecto cristiano que lo ocupó tras la conquista. El objetivo de estos espacios será servir de vestíbulo a los granadinos que subían a la Alhambra para realizar gestiones. Además, se le atribuyen las piezas fundamentales de la medina.

Puerta del Vino.
Aparte de comunicar ésta con la explanada de distribución, levantó la Puerta del Vino cuyas funciones no eran defensivas sino de entrada al área plebeya, a través de la calle Real Baja. Al cruzar esta puerta se desembocaba entonces en una plaza ritual o sharía, centrada alrededor de la mezquita mayor de la Alhambra, que también edificó él y ubicada donde actualmente se alza la iglesia de santa María de la Alhambra. En esta explanada se llevaba a cabo la oración multitudinaria del viernes, dirigida por el sultán. Aneja a la mezquita mayor levantó unos baños públicos, todavía hoy conservados en parte y llamados del Polinario, y un palacio unido a éstos. Algo más arriba, edificó, al parecer, un nuevo palacio, algunos de cuyos vestigios se conservan en el parador de san Francisco y que también ha sido denominado del Príncipe. Característico de este recinto es que su alberca central es atravesada por la acequia real que unos metros más arriba quedaba remansada por otra alberca que servía para regular su caudal. También la acequia real cruzaba, y todavía cruza hoy, como ya dijimos, la alberca sobre la que se centra el Generalife.

Parador de san Francisco, con la acequia real atravesando el estanque. Foto. J. M. Azcona.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Tocando con los dedos el Paraíso (VIII)



Además, Muhammad II debió crear otra calle, paralela a la anterior, que conducía hacia la zona palaciega, aún por configurar. A ésta se le ha llamado Calle Real Baja y, aparte de su función de comunicación, servía para diferenciar, cercada como estaba por sendos muros, la medina, o área plebeya, de la zona palatina o noble. Posiblemente también trazó una gran plaza a espaldas de la Alcazaba, que habría de servir de centro de distribución urbanística, pudiendo desde ella tomarse diversas direcciones. 

El mal llamado Palacio de Yusuf III, en realidad obra de Muhammad II, por encima del Partal.
Asímismo, todas las investigaciones apuntan a que levantó el palacio situado en la zona alta del Partal, del que sólo restan los cimientos y que es erróneamente conocido como de Yusuf III, por una intervención posterior de este sultán del siglo XV. Hay autores que también le atribuyen otro conjunto palaciego cercano al anterior, pero situado sobre la muralla sur, el llamado de los Abencerrajes. Finalmente, se cree que fue el iniciador del Generalife, la primera almunia, que se sepa, edificada extramuros de la Alhambra, aunque otros autores atribuyen este hecho a su sucesor e hijo, Muhammad III.

Paseo de las adelfas, en el Generalife.

Alhambra inadvertida: Al borde del Extasis

Sueño, fantasía, visión maravillosa, belleza indescriptible... son algunas de las palabras que pueden pasar por la mente de quien contempla,...